martes, 25 de septiembre de 2012

Por si ocupan :)

 REFORMA
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Roberto Zamarripa
24 Sep. 12

La primera gira internacional de Enrique Peña realizada esta semana pronto mostró los límites del mandatario electo.

Para empezar, el encuentro con todos los presidentes centroamericanos quedó frustrado por las cancelaciones de los mandatarios de Nicaragua, Daniel Ortega, y de El Salvador, Mauricio Funes.

El equipo de Peña pretendía reunirse con todos los mandatarios centroamericanos (la presidenta Laura Chinchilla de Costa Rica, el presidente Porfirio Lobo de Honduras, más Funes y Ortega y el mandatario guatemalteco Otto Pérez). Una falta de tacto diplomático mexicano provocó una airada protesta del mandatario salvadoreño Funes, quien alegó que la forma en que el equipo del priista pretendió establecer los contactos y la convocatoria para reunirse con los mandatarios vulneraba acuerdos institucionales entre presidentes centroamericanos.

A su vez, Ortega tiene como asunto caliente en su país la indagación sobre narcotráfico que implica a mexicanos presentados como empleados de Televisa e incluso con vehículos de esa empresa televisora. El tema inevitablemente hubiera brincado en la mesa de pláticas.

La violencia del narco sigue presente en el territorio centroamericano, siendo uno de los principales factores de deses-tabilización regional.

La tradicional animadversión de los centroamericanos hacia México se ha visto acentuada con las innumerables historias de violaciones de derechos humanos donde no solo se han visto involucrados grupos criminales sino de manera creciente policías mexicanos y agentes de migración que extorsionan y lastiman a migrantes del sur.

Una de las zonas de mayor maltrato ha sido, sin duda, el Estado de México que, bajo el gobierno estatal de Peña, destacó como trampa mortal para los migrantes centroamericanos en su camino a Estados Unidos. En Guatemala, Peña debió haber pedido disculpas por el mal ambiente generado por México en la relación con Centroamérica. Era lo menos.

En la siguiente escala, en Colombia, Peña quiso asentarse en el guión sin observar los cambios en el entorno. En un artículo publicado en el diario bogotano El Tiempo, Peña manifestó su oposición a todo tipo de negociación con el narco.

"Contra ese cáncer que siembra el miedo y la violencia en nuestros países no se puede tener pacto ni tregua; y para confrontarlo eficazmente es esencial una cooperación estrecha y una coordinación a nivel regional", escribió en un artículo titulado "Latinoamérica, una tarea pendiente para México".

El problema es que en Colombia si algo han hecho, incluido Álvaro Uribe, es pactar con criminales. La piedra angular en la labor política de Uribe fue reinsertar en la vida civil a los paramilitares vinculados con el narco. En ese proceso, salieron también a la luz historias atroces en las que se vieron implicados incluso cercanos colaboradores del ex presidente colombiano.

Catorce líderes del paramilitarismo y un jefe de la seguridad personal de Uribe fueron enviados a Estados Unidos para ser procesados penalmente.

El día que Peña publicaba en un periódico colombiano su oposición a negociar con el narco, en Colombia el tema de conversación era el anuncio de negociaciones del gobierno de Juan Manuel Santos con la guerrilla de las FARC, considerada como un grupo estratégico en el trasiego de droga y cuyos líderes son requeridos también por Washington para castigarlos por delitos graves.

Negociar o no negociar, he ahí el dilema.

En Chile, Peña Nieto de plano desconcertó. Tuvo dos encuentros con el presidente Sebastián Piñera, el Presidente más impopular en la historia reciente de Chile y en Latinoamérica.

Al término de sus conversaciones con Piñera dijo que le había solicitado apoyo para poder aplicar los programas sociales chilenos en México.

La política social en Chile está en crisis. El punto débil del gobierno de Piñera es justamente la inequidad de sus programas sociales y las manifestaciones callejeras en Chile lo avalan.

En realidad, los programas sociales de México, desde el priista Solidaridad hasta el panista Oportunidades, todos cortados con la misma tijera asistencial, son ejemplo y material de exportación a distintos países latinoamericanos. De hecho recientemente Sedesol firmó un acuerdo para asesorar en política social a Guatemala. Francamente pareció raro que Peña acudiera a pedir consejos tan lejos al más impopular de los mandatarios.

Como detalle: al salir de su encuentro con Piñera, Peña dejó el emblemático Palacio de La Moneda por la salida sur. Cuando Vicente Fox acudió como Presidente electo, acompañado de Jorge G. Castañeda y Adolfo Aguilar Zinser, tuvo el detalle de salir por la acera norte donde se encuentra el monumento al presidente Salvador Allende. Ahí el guanajuatense -un panista- rindió homenaje al histórico Presidente socialista.

En la relación con Chile hay una historia acreditada. El Presidente electo mexicano no la honró.

Primera gira. Primeros desaires. Primeras señales.

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